San Francisco de Asís consagró su vida a liderar un movimiento de renovación cristiana que, centrado en el amor a Dios, la pobreza y la fraternidad, obtuvo mucha repercusión entre los más humildes y lo convirtió en una destacadísima personalidad de la Edad Media. La gran cantidad de seguidores que cosechó a lo largo de la historia conforma uno de los grupos religiosos más numerosos de la Iglesia Católica. Francisco murió el 3 de octubre de 1226. El último pedido se lo realizó a sus fieles: les pidió que siempre amen como Cristo los ama. Dos años más tarde fue declarado santo.
Para conmemorar a San Francisco de Asís se puede rezar esta oración:
Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz.
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación,
que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haced que yo no busque
tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.
Porque es dando, que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.