¡Virgen del Rosario, Madre nuestra!
Ruega por nosotros ahora.
Concédenos el don inestimable de la paz,
la superación de todos los odios, rencores
y la reconciliación de todos los hermanos.
Que cese la violencia,
que progrese y se consolide el diálogo
y se inaugure una convivencia pacífica.
Que se abran nuevos caminos
de justicia y de prosperidad.
Te lo pedimos a ti,
a quien invocamos como Reina de la Paz.
Sé para nosotros puerta del cielo,
vida, dulzura y esperanza,
para que juntos podamos contigo glorificar
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Amén.